jueves, 15 de abril de 2010

Junto al aire del vacío.

El azul de sus ojos emigró. Viajó de polizón en el maletín de aquel viandante flacucho y se alojó en el compartimento de los papeles importantes. Allí estaba entre pelusas de algodón que le protegían de los golpes. Decidió indagar más allá de lo que alcanzaba, no se conformó con viajar gratis y cómodo en el humilde bolsillito. Se dejó caer sin paracaídas al vacío oscuro del fondo del zurrón. Dejó tras él una fuente espesa, de lágrimas y pelusas.

Eva Te.